miércoles, 4 de julio de 2012

Mil Kilometros: nuestra separación [One-shot]



Categoria: Slash
Género: Twincest, Au, Angst. Songfic
Pareja: Bill/Tom
Advertencias: None
Disclaimer: Todos los personajes públicamente reconocibles así como la canción en la que esta basada este fic son propiedad de sus respectivos dueños. Todo lo demás es propiedad del autor.
Notas del autor: Un promt/Reto hecho por Coca Strange Hbr' 

Resumen: La distancia, los  miles de kilómetros de separación, el dolor de la ruptura afectaron a Tom. Recuerdos que lo hacen sufrir y la última vez que escuchó su voz se prometió olvidar y ser capaz de seguir con su vida.
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La despedida había sido dolorosa. Después saber que Bill se mudaría a miles de kilómetros de distancia, siendo alejado de su lado. Lloró cómo nunca.Lo había hecho, abrazado al  delgado cuerpo de su novio, susurrándole promesas que tal vez no podría cumplir.

—Tom, no llores  por  favor —besó su frente, sus parpados saboreando las saladas lagrimas y por último sus labios—. No es el fin del mundo.

—Tal vez no para ti…

—Estarás bien —murmuró el pelinegro acariciando la cabeza llena de rubias rastas de Tom—. No me lo hagas más difícil.

Los recuerdos de hace un mes lo seguían torturaban al límite de sentirse devastado. Había caído en una depresión luego de que Bill se fue a vivir con su familia a Canadá por el trabajo de su padre dejando a Tom.
Habían sido novios  por un más de año, tiempo donde el rastudo se había enamorado y le era difícil olvidar todo lo que habían hecho cómo pareja.

Recostado sobre su cama, divagaba suspirando a cada segundo. No quería levantarse y cambiar de ropa  para ir a estudiar, tenía las ganas de seguir tumbado  y pasar el día rememorando los buenos momentos que tuvo al lado del pelinegro.

—Mil océanos nos separan —susurró para el mismo—, todos esos tengo que recorrer para  estar a tu lado y poder vivir nuestras vidas, juntos. Sé que hay un lugar solo para  ti y para mí.

Cubriéndose con sus mantas todo el cuerpo, se acomodó en posición fetal, cerrando los ojos queriendo dormir.

Los aporreos a la puerta lo sobre saltaron. Desenredándose de las mantas, se puso de pie saliendo de la cama para abrir la puerta y  encontrarse con la mirada preocupada de su madre. Le dio un beso en la frente dándole los buenos días.

—Sube esos ánimos y ve a la escuela —le dijo  sonriendo con esfuerzo con una voz calmada que solo utilizaba cuando sabia que Tom se sentía triste y desganado.

Murmuró una afirmación, dejando que su madre se retirara con tranquilidad.

Escuchó la puerta de la entrada ser cerrada a los pocos minutos de haber tenido a su madre en su habitación, comprobando que se había ido a trabajar, volvió a hundirse en su colchón atormentándose con recuerdos.

— ¿Alguna vez has sentido que ya encontraste a tu alma gemela? —preguntó mirando al suelo, mientras se columpiaban en los asientos sujetados por cadenas.

—Me vas a empalagar con tus palabras —rió Bill, dándole una palmada a la visera de la gorra que Tom utilizaba para cubrir sus rastas—. Eres un cursi, repipi, meloso y mucho más, pero no te alejes de mí.
Sonrió ampliamente.

Se planteó ir a la escuela pensando que distraerse le caería bien, charlar con amigos, disfrutar de la compañía y reventar la burbuja en la que se encerraba.  Aún le quedaba bastante tiempo para asearse, vestirse y tomar un buen desayuno, apuró el paso metiéndose a la ducha.

—Tom, tu mamá puede llegar en cualquier momento —sus risas eran amortiguadas por el ruido del  agua correr libremente de la ducha  que caía sobre sus cuerpos—. ¿Le echaste el pestillo a la puerta?

—No lo sé,  no lo recuerdo. Deja de preocuparte—caricias cálidas eran repartidas en ambos cuerpos, inspeccionando cada recoveco con lamidas y roses de manos húmedas—, y concéntrate en mí.

Bill presionó sus labios contra los de Tom, comenzando un suave beso mientras sus manos bajaban por la espalda del trenzado cerniéndose en una sola zona de su anatomía. Arrancándole gemidos de placer al rubio rastudo siguió con el trabajo de lubricarlo con el agua.

Esa había sido su manera de celebrar un aniversario y recuerdo que le había  sacado más de  una sonrisa a ambos.

Caminó hacia su escuela, de si iba antes de la hora de entrada, para él era lo de menos,  solo quería recordar. Quería volver a sentir todo los sentimientos que lo habían hecho disfrutar por más de un año y que con solo 17 años había probado con devoción.

Sin fijarse bien por donde le dirigían sus pies, llegó a parar a enfrente de la antigua casa que la familia del pelinegro había ocupado. Pensando que  en ella aún seguiría impregnado el aroma  de aquellas colonias que tanto lo mareaban y gustaban por el olor a almizcle, cítricos y sándalos.

Dándole la espalda enfiló retomando el camino hacia su escuela. Sintiendo las calles vacías, el viento gélido y el poco sol que había salido esa mañana lo enfriaba más.  Castañeando los dientes, imaginó una vida mejor, olvidando que significaba para él el haber tenido un novio cómo Bill. Pero sabía que solo necesitaba tiempo para llegar a guardar esos recuerdos.

Se sentó con pereza en su carpeta habitual, al lado de una amplia ventana con vista a la cancha de futbol. Estaba solo en el salón, pocos profesores pasaban delante de la puerta sorprendidos al ver a Tom sentado, esperando a que sus demás compañeros llegasen.

A los diez minutos, se cubrió el rostro con los brazos posándola  sobre  la carpeta ensimismándose en las imágenes que aparecían en su cabeza, aquella vez tan vergonzosa y divertida.

Sus manos se retorcían sobre su regazo, inhalaba por la nariz y exhalaba por la boca, esbozaba medias sonrisas que pasaban a expresiones serias en menos de un segundo. Al frente tenía a Tom, mirándolo expectante y con ceño levemente fruncido.

—Me gustas —oyó bajo, casi imperceptible.

— ¿Qué dijiste? —Tom le había dicho a Bill que era gay, pero no tan abiertamente cómo el pelinegro que andaba con maquillaje y ropa ceñida al cuerpo. Le gustaban los hombres pero un secreto que solo las personas de su entera confianza sabían—. Repítelo.

—Arg —gruñó. De un salto ya estaba de pie con los labios fruncidos y las mejillas un tanto infladas—. ¡Me gustas!


—Eres un tonto impulsivo —dijo al aire.

De poco a poco el salón se iba llenando de adolescentes hasta que el último en entrar fue el profesor de la primera hora.

Escapándose  de los recuerdos se sumergió en las explicaciones que su profesora daba, obligándose a escribir todo lo que podía rescatar y lo que le serviría en un examen.


~


Abrió la puerta de su casa, tirando la mochila al lado del marco de esta. Arrastró los pies hasta llegar al sofá más grande y desparramarse sin importarle si estaba cómodo o no. Se quitó la gorra tirándola hasta chocar con el vidrio de la pantalla del televisor.

Tenía planeado, eventualmente, dejar de deprimirse y vivir lo que le restaba la vida. No todo tiene un final feliz, no podremos vivir felices por siempre y no todo resulta cómo uno quiere por  algo  existía la dura realidad.
Pero aún  estaba latente, estampado en su interior los te quiero y el único te amo que se dijeron, las sonrisas compartidas,  peleas y conciliaciones y por último las amargas lagrimas de la despedida.

No supo cuanto tiempo se había quedado en la misma posición dormitando hasta que su madre llegó y le dio una beso en la frente.

—Ve a bañarte, has la tarea o algo. Te  llamaré para que vengas a cenar —sentenció  regalándole otra sonrisa.  Su madre no comprendería el porqué de su estado anímico.

Pasando de hacer la tarea coge el móvil buscando algún jueguillo, entreteniéndose hasta que siente el aroma peculiar de la comida preparándose, los aderezos que su madre hace le abren el apetito que el cree disfrutara.
Tiró el móvil sobre su cama, viendo brillar la pantalla y  teclados alfanuméricos. Se inclinó para cogerla, observando en la pantalla  un número largo y desconocido, presiona el botón de contestar.

¿Hola?  —arrugó la frente haciéndose la idea de que se imaginaba la voz del pelinegro hasta en las llamadas— ¿Tom, me oyes?

—N… No puede ser —ahogó un suspiro—. ¿Bill eres tú? Dime que eres tú.

No cambias —rió suavemente. El galope de su corazón hacia que su cuerpo vibrara y se dejara escuchar a cada latido—. ¿Estás bien? ¿Cómo te ha ido todo este  tiempo?

—Muy bien —mintió. Se limpió la comisura de sus ojos con el dorso de la mano dándose cuenta de que había empezado a llorar—. No, en realidad no estoy bien. Te  echo de menos y mucho.

Estás mintiendo. De seguro ya encontraste a otro novio, uno más lindo que yo y de seguro inseparable a ti —su voz acuosa se dejo  escuchar por el auricular.

—Nunca encontraría a alguien mejor que tú. A pesar de estar separados por mil océanos y miles de estrellas aún te amo.

Bill soltó una risa forzada, de esas que Tom sabía significaba sentimientos tristes.

Sé feliz, eres fuerte y superaras todo esto —hizo una pausa esperando a que Tom hablara, pero no dijo nada así que prosiguió—: Esos mil océanos son demasiado y no sé con certeza si volveré. ¿Recuerdas que te dije que no me dejaras solo?, pues ahora olvídala.

Tom no logró contestar a todo lo dicho por Bill. En segundos el pelinegro ya había colgado y lo único que escuchado fue el pitido de una llamada finalizada.

Arrojó el teléfono y con sus palmas  limpió sus ojos y mejillas humedecidas por el llanto. Aceptó que la distancia destruyó sus ilusiones y la relación amorosa entre Bill y él.

Sé prometió que alejaría la oscuridad de esas miles de estrellas apagadas, que esos miles  de kilómetros le harían bien, porque era fuerte y  el mundo no se acaba si no estaba con Bill.

«Seremos libres para vivir nuestras vidas y lo haremos por separado»,  fue lo último que pensó al salir de su habitación sonriendo y agradeciéndole por esos buenos recuerdos vividos.


2 comentarios:

  1. ¡Hey! o_o
    Dios, parece como sí me conocieras desde hace tiempo.
    Tantos recuerdos que trajiste a mi cabeza.
    Es algo corto pero, supiste capturar muy buen los detalles.
    Muchas gracias por haber cumplido mi reto.
    Espero leerte en un futuro.

    ¡Saludos!

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  2. Ains, qué lindo fic, perdonarás que llegue tarde a leer y comentar, pero desde que vi cuál era el reto, me estaba preparando mentalmente para el dramón que iba a representar una historia basada en esta precisa canción.
    Por ahí vi un par de acentos que faltaron y confusión con el haz/has pero el resto fue muy buen trabajo, no lo voy a negar. En especial encontré el final diferente a lo habitual y eso me agradó por salirse de la norma. Muy buen reto :)
    Besucos~!

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