Categoria: Slash
Género: Twincest, Au, Angst. Songfic
Pareja: Bill/Tom
Advertencias: None
Disclaimer: Todos los personajes públicamente reconocibles así como la canción en la que esta basada este fic son propiedad de sus respectivos dueños. Todo lo demás es propiedad del autor.
Notas del autor: Un promt/Reto hecho por Coca Strange Hbr'
Resumen: La distancia, los miles de kilómetros de separación, el dolor de la ruptura afectaron a Tom. Recuerdos que lo hacen sufrir y la última vez que escuchó su voz se prometió olvidar y ser capaz de seguir con su vida.
----Género: Twincest, Au, Angst. Songfic
Pareja: Bill/Tom
Advertencias: None
Disclaimer: Todos los personajes públicamente reconocibles así como la canción en la que esta basada este fic son propiedad de sus respectivos dueños. Todo lo demás es propiedad del autor.
Notas del autor: Un promt/Reto hecho por Coca Strange Hbr'
Resumen: La distancia, los miles de kilómetros de separación, el dolor de la ruptura afectaron a Tom. Recuerdos que lo hacen sufrir y la última vez que escuchó su voz se prometió olvidar y ser capaz de seguir con su vida.
La
despedida había sido dolorosa. Después saber que Bill se mudaría a miles de
kilómetros de distancia, siendo alejado de su lado. Lloró cómo nunca.Lo había
hecho, abrazado al delgado cuerpo de su
novio, susurrándole promesas que tal vez no podría cumplir.
—Tom, no
llores por favor —besó su frente, sus parpados
saboreando las saladas lagrimas y por último sus labios—. No es el fin del
mundo.
—Tal vez
no para ti…
—Estarás
bien —murmuró el pelinegro acariciando la cabeza llena de rubias rastas de Tom—.
No me lo hagas más difícil.
Los
recuerdos de hace un mes lo seguían torturaban al límite de sentirse devastado.
Había caído en una depresión luego de que Bill se fue a vivir con su familia a
Canadá por el trabajo de su padre dejando a Tom.
Habían
sido novios por un más de año, tiempo
donde el rastudo se había enamorado y le era difícil olvidar todo lo que habían
hecho cómo pareja.
Recostado
sobre su cama, divagaba suspirando a cada segundo. No quería levantarse y
cambiar de ropa para ir a estudiar,
tenía las ganas de seguir tumbado y
pasar el día rememorando los buenos momentos que tuvo al lado del pelinegro.
—Mil
océanos nos separan —susurró para el mismo—, todos esos tengo que recorrer
para estar a tu lado y poder vivir
nuestras vidas, juntos. Sé que hay un lugar solo para ti y para mí.
Cubriéndose
con sus mantas todo el cuerpo, se acomodó en posición fetal, cerrando los ojos
queriendo dormir.
Los
aporreos a la puerta lo sobre saltaron. Desenredándose de las mantas, se puso
de pie saliendo de la cama para abrir la puerta y encontrarse con la mirada preocupada de su
madre. Le dio un beso en la frente dándole los buenos días.
—Sube
esos ánimos y ve a la escuela —le dijo
sonriendo con esfuerzo con una voz calmada que solo utilizaba cuando
sabia que Tom se sentía triste y desganado.
Murmuró
una afirmación, dejando que su madre se retirara con tranquilidad.
Escuchó
la puerta de la entrada ser cerrada a los pocos minutos de haber tenido a su
madre en su habitación, comprobando que se había ido a trabajar, volvió a
hundirse en su colchón atormentándose con recuerdos.
— ¿Alguna
vez has sentido que ya encontraste a tu alma gemela? —preguntó mirando al
suelo, mientras se columpiaban en los asientos sujetados por cadenas.
—Me vas
a empalagar con tus palabras —rió Bill, dándole una palmada a la visera de la
gorra que Tom utilizaba para cubrir sus rastas—. Eres un cursi, repipi, meloso
y mucho más, pero no te alejes de mí.
Sonrió
ampliamente.
Se
planteó ir a la escuela pensando que distraerse le caería bien, charlar con
amigos, disfrutar de la compañía y reventar la burbuja en la que se
encerraba. Aún le quedaba bastante
tiempo para asearse, vestirse y tomar un buen desayuno, apuró el paso
metiéndose a la ducha.
—Tom, tu
mamá puede llegar en cualquier momento —sus risas eran amortiguadas por el
ruido del agua correr libremente de la
ducha que caía sobre sus cuerpos—. ¿Le
echaste el pestillo a la puerta?
—No lo
sé, no lo recuerdo. Deja de preocuparte—caricias
cálidas eran repartidas en ambos cuerpos, inspeccionando cada recoveco con
lamidas y roses de manos húmedas—, y concéntrate en mí.
Bill
presionó sus labios contra los de Tom, comenzando un suave beso mientras sus
manos bajaban por la espalda del trenzado cerniéndose en una sola zona de su
anatomía. Arrancándole gemidos de placer al rubio rastudo siguió con el trabajo
de lubricarlo con el agua.
Esa
había sido su manera de celebrar un aniversario y recuerdo que le había sacado más de
una sonrisa a ambos.
Caminó
hacia su escuela, de si iba antes de la hora de entrada, para él era lo de
menos, solo quería recordar. Quería
volver a sentir todo los sentimientos que lo habían hecho disfrutar por más de
un año y que con solo 17 años había probado con devoción.
Sin
fijarse bien por donde le dirigían sus pies, llegó a parar a enfrente de la
antigua casa que la familia del pelinegro había ocupado. Pensando que en ella aún seguiría impregnado el aroma de aquellas colonias que tanto lo mareaban y
gustaban por el olor a almizcle, cítricos y sándalos.
Dándole
la espalda enfiló retomando el camino hacia su escuela. Sintiendo las calles
vacías, el viento gélido y el poco sol que había salido esa mañana lo enfriaba
más. Castañeando los dientes, imaginó una
vida mejor, olvidando que significaba para él el haber tenido un novio cómo
Bill. Pero sabía que solo necesitaba tiempo para llegar a guardar esos
recuerdos.
Se
sentó con pereza en su carpeta habitual, al lado de una amplia ventana con
vista a la cancha de futbol. Estaba solo en el salón, pocos profesores pasaban
delante de la puerta sorprendidos al ver a Tom sentado, esperando a que sus
demás compañeros llegasen.
A
los diez minutos, se cubrió el rostro con los brazos posándola sobre
la carpeta ensimismándose en las imágenes que aparecían en su cabeza,
aquella vez tan vergonzosa y divertida.
Sus
manos se retorcían sobre su regazo, inhalaba por la nariz y exhalaba por la
boca, esbozaba medias sonrisas que pasaban a expresiones serias en menos de un
segundo. Al frente tenía a Tom, mirándolo expectante y con ceño levemente
fruncido.
—Me
gustas —oyó bajo, casi imperceptible.
— ¿Qué
dijiste? —Tom le había dicho a Bill que era gay, pero no tan abiertamente cómo
el pelinegro que andaba con maquillaje y ropa ceñida al cuerpo. Le gustaban los
hombres pero un secreto que solo las personas de su entera confianza sabían—.
Repítelo.
—Arg
—gruñó. De un salto ya estaba de pie con los labios fruncidos y las mejillas un
tanto infladas—. ¡Me gustas!
—Eres
un tonto impulsivo —dijo al aire.
De
poco a poco el salón se iba llenando de adolescentes hasta que el último en
entrar fue el profesor de la primera hora.
Escapándose de los recuerdos se sumergió en las
explicaciones que su profesora daba, obligándose a escribir todo lo que podía
rescatar y lo que le serviría en un examen.
~
Abrió
la puerta de su casa, tirando la mochila al lado del marco de esta. Arrastró
los pies hasta llegar al sofá más grande y desparramarse sin importarle si
estaba cómodo o no. Se quitó la gorra tirándola hasta chocar con el vidrio de
la pantalla del televisor.
Tenía
planeado, eventualmente, dejar de deprimirse y vivir lo que le restaba la vida.
No todo tiene un final feliz, no podremos vivir felices por siempre y no todo
resulta cómo uno quiere por algo existía la dura realidad.
Pero
aún estaba latente, estampado en su
interior los te quiero y el único te amo que se dijeron, las sonrisas
compartidas, peleas y conciliaciones y
por último las amargas lagrimas de la despedida.
No
supo cuanto tiempo se había quedado en la misma posición dormitando hasta que
su madre llegó y le dio una beso en la frente.
—Ve
a bañarte, has la tarea o algo. Te
llamaré para que vengas a cenar —sentenció regalándole otra sonrisa. Su madre no comprendería el porqué de su
estado anímico.
Pasando
de hacer la tarea coge el móvil buscando algún jueguillo, entreteniéndose hasta
que siente el aroma peculiar de la comida preparándose, los aderezos que su
madre hace le abren el apetito que el cree disfrutara.
Tiró
el móvil sobre su cama, viendo brillar la pantalla y teclados alfanuméricos. Se inclinó para
cogerla, observando en la pantalla un
número largo y desconocido, presiona el botón de contestar.
— ¿Hola? —arrugó la frente haciéndose la idea de que se
imaginaba la voz del pelinegro hasta en las llamadas— ¿Tom, me oyes?
—N…
No puede ser —ahogó un suspiro—. ¿Bill eres tú? Dime que eres tú.
—No cambias —rió suavemente. El galope de
su corazón hacia que su cuerpo vibrara y se dejara escuchar a cada latido—. ¿Estás bien? ¿Cómo te ha ido todo este tiempo?
—Muy
bien —mintió. Se limpió la comisura de sus ojos con el dorso de la mano dándose
cuenta de que había empezado a llorar—. No, en realidad no estoy bien. Te echo de menos y mucho.
—Estás mintiendo. De seguro ya encontraste a
otro novio, uno más lindo que yo y de seguro inseparable a ti —su voz
acuosa se dejo escuchar por el
auricular.
—Nunca
encontraría a alguien mejor que tú. A pesar de estar separados por mil océanos
y miles de estrellas aún te amo.
Bill
soltó una risa forzada, de esas que Tom sabía significaba sentimientos tristes.
—Sé
feliz, eres fuerte y superaras todo esto —hizo una pausa esperando a que Tom
hablara, pero no dijo nada así que prosiguió—: Esos
mil océanos son demasiado y no sé con certeza si volveré. ¿Recuerdas que te
dije que no me dejaras solo?, pues ahora olvídala.
Tom
no logró contestar a todo lo dicho por Bill. En segundos el pelinegro ya había
colgado y lo único que escuchado fue el pitido de una llamada finalizada.
Arrojó
el teléfono y con sus palmas limpió sus ojos y mejillas humedecidas por
el llanto. Aceptó que la distancia destruyó sus ilusiones y la relación amorosa
entre Bill y él.
Sé
prometió que alejaría la oscuridad de esas miles de estrellas apagadas, que
esos miles de kilómetros le harían bien, porque era fuerte y el
mundo no se acaba si no estaba con Bill.
«Seremos libres para vivir nuestras vidas y lo haremos por
separado», fue lo último que pensó al salir de su habitación sonriendo y
agradeciéndole por esos buenos recuerdos vividos.

¡Hey! o_o
ResponderEliminarDios, parece como sí me conocieras desde hace tiempo.
Tantos recuerdos que trajiste a mi cabeza.
Es algo corto pero, supiste capturar muy buen los detalles.
Muchas gracias por haber cumplido mi reto.
Espero leerte en un futuro.
¡Saludos!
Ains, qué lindo fic, perdonarás que llegue tarde a leer y comentar, pero desde que vi cuál era el reto, me estaba preparando mentalmente para el dramón que iba a representar una historia basada en esta precisa canción.
ResponderEliminarPor ahí vi un par de acentos que faltaron y confusión con el haz/has pero el resto fue muy buen trabajo, no lo voy a negar. En especial encontré el final diferente a lo habitual y eso me agradó por salirse de la norma. Muy buen reto :)
Besucos~!